La guía ciudadana de regeneración y renovación urbana integrada [5/7]
5/ LA REGENERACIÓN Y
RENOVACIÓN URBANA INTEGRADA GLOBAL Y PLANIFICADA FRENTE A LA REHABILITACIONES
PARCIALES Y LA REURBANIZACIÓN A CARGO DE LA ADMINISTRACIÓN
En el capítulo 2 de esta
guía hemos diferenciado las distintas formas que tenemos para intervenir en la ciudad
existente. Tenemos la de siempre, la recalificación urbanística, que solo puede
ser utilizada en casos extremos, y luego tenemos la Regeneración y Renovación
urbana integrada. Si verdaderamente queremos alcanzar a todos y tratar de
solventar los problemas de fondo de un determinado barrio o zona. Esto es así
porque la Regeneración y Renovación urbana integrada aborda los problemas de
manera conjunta e inseparable, de tal manera que, si el problema es de todos,
la solución corresponde a todos.
Frente a la bondad y
flexibilidad de la Regeneración y Renovación urbana integrada es cierto que han
existido y siguen existiendo formas de intervención insolidarias, una suerte de
sálvese quien pueda. Son tan cotidianas que casi las tenemos por normales. Se
basan en que cada edificio se busque la vida, si puede y quiere,
rehabilitándolo individualmente y de la urbanización nadie sabe. Bueno sí, a
cargo del Ayuntamiento cuando sea o nunca. Del resto de necesidades ya ni
hablamos ¿Quién sabe cuándo será el momento de las necesidades
sociales, económicas y ambientales? Y da igual que existan o no programas de
jugosas ayudas a la rehabilitación de edificios, estas no serán efectivas para
lograr recuperar una zona o un barrio, porque la recuperación de uno o varios
edificios no va a arreglar el eventual problema de una zona obsoleta o degradada. Posiblemente añadir la urbanización tampoco sea suficiente, necesitamos la
integralidad.
Es
más, si nos tomamos un momento para analizar esta forma individual de actuar lo
único que se fomenta es la despreocupación por lo colectivo, una
despreocupación por aquello que está al servicio de todos y que nos iguala (sobre
todo la urbanización y los servicios públicos), de tal manera que se sigue
impulsando hacer las cosas como siempre y eso ya sabemos que resultados trae.
Por
tanto, el enfoque es otro. Tiene que ser otro.
De la
misma manera que cuando intervenimos en un edificio por partes (aquí una
humedad, allá un desprendimiento, unos malos olores, los ruidos, la calefacción
que gasta mucho, que no hay ascensor, etc.) las cosas nos cuestan mucho más y a
veces no damos con la solución, cuando nos planteamos los problemas y las necesidades
a nivel de barrio las soluciones también es mejor que sean conjuntas, aunque se
tengan que programar y comprometer las cuantías económicas necesarias por fases
para llegar a buen puerto.
Necesitamos
planificar y diseñar todo lo que tenemos y queremos hacer, teniendo presente
desde el primer momento que prácticamente lo podemos hacer todo, pero las cosas
que incluyamos en el plan (sí, urbanístico), 1) son obligatorias para todos y
2) las tenemos que pagar sustantivamente nosotros, los propietarios de los
edificios y construcciones, seamos privados o públicos.
El
mecanismo es sencillo y es el mismo que aplicamos cuando vamos a comprar, por
ejemplo, un coche. Seguramente nos gusta un coche de alta gama o con muchas
prestaciones, pero siempre nos preguntamos si podemos pagarlo o no. La clave
está en el equilibrio, la moderación y nuestra capacidad de pago.
Pues
en nuestra Regeneración y Renovación urbana integrada es igual. Podemos ser
todo lo ambiciosos que queramos, pero teniendo presente que casi todo lo
pagamos nosotros. Igual que cuando tenemos que hacer derramas de comunidad,
aunque aquí la “comunidad” es más grande; es, habitualmente, el barrio, el
polígono industrial o el parque comercial. Pero, insistimos, la clave está en
tener presente desde el primer momento que, decidamos lo que decidamos, lo
tenemos que pagar nosotros, aunque no sea o esté dentro de nuestro edificio o
propiedad. Esa es en parte la clave de la Regeneración y Renovación urbana
integrada, la solidaridad. La otra es la planificación y la actuación conjunta
e inseparable para que todos nos sintamos implicados, que podamos programar en
el tiempo lo que hayamos decidido (seguramente no podremos hacer todo a la vez), que
tengamos claro qué vamos a hacer y, sobre todo, cuánto nos toca aportar para
que todo salga bien.
El plan urbanístico de Regeneración y Renovación urbana integrada permite que nadie se aproveche de la picaresca de beneficiarse de todo el conjunto de mejoras decididas por todos y aprobadas por el ayuntamiento sin aportar lo que corresponde, dejando que sean los demás quienes tengan que afrontar los costes. Mientras que si vende o alquila su bien (antes o después ocurre, ya sea piso, casa, local, edificio, pabellón, espacio comercial, cualquier cosa dotada de valor) se lleve todo el beneficio de su revalorización por las mejoras que han sido pagadas por todos. Es lo que se llama el “gorrón” o el “free rider”. Con el plan eso se impide y por eso es necesario.
En resumen, el plan urbanístico de Regeneración y Renovación urbana integrada permite y obliga a actuar de manera conjunta sobre todo lo que conforma y define el barrio, el polígono industrial o el parque comercial para el beneficio de todos, decidido por todos y con el control público municipal, para que todos contribuyamos de acuerdo a nuestras obligaciones y al incremento de valor que van a tener nuestras propiedades. Lo demás son juegos de trileros.
Comentarios
Publicar un comentario